jueves, 5 de agosto de 2010

EL CRASH DE 1929


“[…] No soy dado a hacer predicciones, ya que las previsiones que uno pueda hacer se olvidan, y sólo los errores cometidos son recordados. Pero, lo cierto es que hay un proceso básico y recurrente, que se presenta con un alza de los precios ya sea en los valores, los bienes raíces, las obras de arte, o en cualquier otra cosa. Este incremento atrae tanto atención como compradores, lo cual produce el efecto ulterior de que los precios sean aún más altos. Las expectativas generadas quedan de este modo justificadas por la acción misma que hace subir los precios. El proceso continúa y el optimismo generado por el efecto que tienen en el mercado acaba siendo algo que está al orden del día. Los precios aún suben más y entonces, por razones que serían objeto de debate interminable, el proceso acaba. El descenso resulta siempre más súbito que lo fue el incremento y, además, un globo que ha sido pinchado no se desinfla de un modo ordenado.

Insisto en que no hago predicciones, me limito más bien a observar que este fenómeno se ha manifestado muchas veces desde el año 1637, cuando los especuladores holandeses vieron en los bulbos de los tulipanes la mágica rueda de su fortuna, y desde el año 1720, cuando John Law trajo una presunta riqueza y luego una repentina pobreza a París a través de la búsqueda del oro en Louisiana, que hasta la fecha, por lo demás, aún no ha sido hallado. En aquellos días asimismo la gran Burbuja de los Mares del Sur extendió la devastación financiera en Gran Bretaña.[…]”

Con estas palabras se refería John Kenneth Galbraith, en su libro “El Crash de 1929”, a la periodicidad y recurrencia de todas las crisis económicas en general, y de las especulativas en particular.

A este libro me referiré en numerosas ocasiones para dar a conocer diferentes citas con las que demostrar que la crisis de 2008 no es sino una más de tantas que ocurrirán a lo largo de la historia.

Un ejemplo de todo lo anterior viene reflejado en su página 19, en la que Galbraith refleja una conexión entre la crisis del ’29 norteamericana y la actual española. Prestemos atención a las siguientes palabras:

“Durante 1925 el deseo de hacerse rico llevó hasta Florida un número de personas satisfactoriamente creciente. Todas las semanas se procedía a nuevas parcelaciones de terrenos. Anteriormente, se había considerado, imprudentemente, playa a los terrenos inmediatos al mar; lugares situados a cinco, diez y hasta quince millas del azul más próximo se convirtieron de la noche a la mañana en rigurosas "zonas de playa". […] Los precios subieron prodigiosamente. En un radio de 40 millas correspondiente a la zona "interior" de Miami, terrenos valorados en 8.000 $ se vendieron a 20.000; los situados frente al mar subieron de 15.000 a 25.000 $, y los más o menos bona fide junto a las playas de 20.000 a 75.000 $. […]”

He resaltado este párrafo para poner de relieve que hasta la Gran Crisis comenzó con una burbuja inmobiliaria que se trasladó al mundo financiero.



Como ya les he dicho anteriormente, iré resaltando contenidos y teorías de diversos libros para que los contenidos de este blog sean lo más completos y lo más depurados posible. No obstante, todo es debatible y si alguien tiene interés en debatir cualquier tema, que así lo manifieste y se hará público cualquier debate.



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