En 1986 cerca del 15% de la población española se encontraba empleada en el sector agrícola. En algunas zonas como Galicia este porcentaje se elevaba hasta el 40 o 45% de la población gallega. SIn embargo, en 2004 este sector queda relegado al olvido por parte de la población española siendo ésta empleada un 5,33% en este sector, siendo la aportación al PIB en torno al 2%.
La base del crecimiento económico actual, y en vista de ciertos pensadores, establece que la agricultura ha llegado a un estancamiento en el rendimiento y no consigue remontar el vuelo de la productividad. Esta ralentización la ha condenado a vivir por detrás de la industria. Además, en nuestro país se ha visto relevada por la industria de la construcción, la cual se ha aprovechado de su debilidad, sustituyendo los terrenos campestres por zonas urbanas.
Las mentes más liberales establecen que debemos tener una tasa de sustitución de la agricultura hacia sectores con mayor valor añadido, esto es, que la relación entre el precio final que se percibe por la mercancía vendida y el coste de elaborarla sea cada vez mayor. Esto lo hace muy bien países como Alemania y Japón. Por el contrario, esta hipótesis es evidente en dichos países pues están mucho más densamente poblados que el nuestro.
Ahora bien, en el horizonte se esbozan nuevos síntomas de debilitamiento del dólar y en la zona Euro temen que repercuta en una especulación con los precios del Brent. Por lo pronto se ha incrementado el barril del crudo en 15 dólares (a fecha de 09/11/2010) alcanzando los 88$. Si unimos este incremento con la escasez de cosecha de Rusia y el creciente apetito de China e India, esbozamos en el horizonte un periodo cuanto menos inquieto en el sector agrícola.
El incremento de las materias primas y, por ende, el de la cesta de la compra constreñirá aun más al debilitamiento del bolsillo de los españoles, haciendo que se debata con mayor entereza sobre la necesidad de tener una agricultura fuerte en un país desarrollado.
Por ende, el debate estará eternamente abierto como lo sigue estando el del sector minero y, en especial, el del carbón.
Emilio Planelles,
Economist & MBA by Fundesem Business School.
Fuentes:
Diario económico “Cinco Días”
Norba, revista geográfica. Artículo de F. Molinero Hernando
INE.
La base del crecimiento económico actual, y en vista de ciertos pensadores, establece que la agricultura ha llegado a un estancamiento en el rendimiento y no consigue remontar el vuelo de la productividad. Esta ralentización la ha condenado a vivir por detrás de la industria. Además, en nuestro país se ha visto relevada por la industria de la construcción, la cual se ha aprovechado de su debilidad, sustituyendo los terrenos campestres por zonas urbanas.
Las mentes más liberales establecen que debemos tener una tasa de sustitución de la agricultura hacia sectores con mayor valor añadido, esto es, que la relación entre el precio final que se percibe por la mercancía vendida y el coste de elaborarla sea cada vez mayor. Esto lo hace muy bien países como Alemania y Japón. Por el contrario, esta hipótesis es evidente en dichos países pues están mucho más densamente poblados que el nuestro.
Ahora bien, en el horizonte se esbozan nuevos síntomas de debilitamiento del dólar y en la zona Euro temen que repercuta en una especulación con los precios del Brent. Por lo pronto se ha incrementado el barril del crudo en 15 dólares (a fecha de 09/11/2010) alcanzando los 88$. Si unimos este incremento con la escasez de cosecha de Rusia y el creciente apetito de China e India, esbozamos en el horizonte un periodo cuanto menos inquieto en el sector agrícola.
El incremento de las materias primas y, por ende, el de la cesta de la compra constreñirá aun más al debilitamiento del bolsillo de los españoles, haciendo que se debata con mayor entereza sobre la necesidad de tener una agricultura fuerte en un país desarrollado.
Por ende, el debate estará eternamente abierto como lo sigue estando el del sector minero y, en especial, el del carbón.
Emilio Planelles,
Economist & MBA by Fundesem Business School.
Fuentes:
Diario económico “Cinco Días”
Norba, revista geográfica. Artículo de F. Molinero Hernando
INE.
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